
Y de repente, mientras la vida discurre contenta,
una nítida sensación me asalta:
tus manos cogiéndome los muslos.
Y a escondidas, sutilmente,
como si el tacto de mi piel
no viera cada uno de tus movimientos,
resbalan tus dedos índice y corazón
por debajo de la goma de mis braguitas.
..
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