martes, junio 15

Felices de andar por casa


Me encuentro con tus sonrisas en la despensa,
entre los ajos y los botes de cristal
(canela de Marruecos, té de donde no recuerdo,
sueños sin fecha de caducidad)

Me tropiezo con tu mirada en el fondo de los cajones,
al lado de los calcetines sin pareja,
debajo del colchón, justo donde se agarran las sábanas
para no salir volando cada noche
junto con el resto de la realidad.

Recojo tus caricias, olvidadas en cualquier estante,
cubiertas de polvo,
escondidas tras los libros que hace tiempo leí.
Las cojo con cuidado (son tan frágiles) las reordeno,
las miro como si nunca hubieran existido,
maravillándome de nuevo de la belleza de lo simple.

Tiendo tus abrazos al sol,
bien extendidos para que no se arruguen.
Los doblo, me los pongo, miro cuál me queda mejor.
Creo que perdí alguno,
aunque a veces reaparecen por sorpresa
entre la ropa de invierno,
o en el fondo de una maleta cerrada,
callada como todo lo que se olvida.

Y me sorprendo todavía,
de nuevo,
cada vez,
al descubrir tus besos en cada esquina
(detrás de la puerta, en el rodapié de la entrada,
junto a una maceta del jardín)
pequeños brotes de colores que me asaltan,
como voladoras pelusas rebeldes de pasillo.

..

1 comentario: