Un día se me olvidó
lo que realmente importa
al fondo del cajón sin tiempo.
Estaba cubierto de rutinas marchitas,
obligaciones inventadas y prisas vacías.
Estaba enterrado en necesidades y banalidades,
recubierto por una pátina de comodidad mórbida
ya incrustada a fuerza de repetirla.
Cuando encontré de nuevo
lo que realmente importa
me sentí sorprendida como de niña,
sentí pasión, sentí alegría, sentí diversión,
sentí una profunda conexión
con mi propia vida.
Ahí estaba,
sencillo, transparente, auténtico, mio,
lo que realmente importa,
intacto dentro de su coraza de olvido,
como un diamante que espera
en el corazón de una montaña perdida,
encontrar la mirada que lo vuelva valioso.
Esencia.
La esencia de lo importante es lo auténtico.
Es que a través de ello soy yo.
Lo que realmente importa
es lo que realmente soy.
Soy amar, soy crear, soy cuerpo, soy mar.
Quiero tener siempre las ganas y el tiempo para pintar, para bailar, para tomar el sol, para mirar el mar, para escribir, para pasear, para comer bien, para estirar, para hablar, para sorprenderme, para sonreir, para mimarme, para querer, para amar.
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